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Mostrando entradas de octubre, 2022
PARA NADA (Poema)
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PARA NADA Tanto atesorar tus estigmas y tus fieles secretos y ahora descubres, perpleja, que eres una desconocida incluso para ti misma. Te acercaste con tiento frente a las estrellas para tomar prestado sus destellos en el vestido y luego te miraste de cerca en el agua, allí donde se tiende la luna, para halagar tus sentidos y verte preciosa, mientras se detienen las ondas de la laguna. Buscabas los sonidos de voces de seda, que te alabasen con su lengua acariciadora. Y te sentiste elevada entre los dioses del teatro de sombras y disfraces. Y te olvidaste de que el océano sigue, es más profundo y posee más tinieblas que lo que espejea en su superficie, como si estuviera a tus pies; y que el cielo continúa más lejos que el firmamento que luce y que ves; y q...
DEL HOMBRE SOLO (Poema)
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Un hombre solo pasea su abrigo por las calles, llena de aire sus bolsillos. Recose las costuras de sus recuerdos, que ha ido extraviando por los agujeros. Los repasa con hilos de decepciones, corchetes de momentos felices y nudos de ausencias y dolores. Parece dormido, pero sólo finge. Y si alguien me pregunta, diré que únicamente anda sonámbulo en busca de los sueños de ayer. Va dando vueltas errante, cansado, porque de su casa de la avenida del olvido nada queda, salvo las cenizas de una pasión arrepentida y malsana. La noche le da albergue prisión en cualquier esquina porque con el alba desaparece y se transforma en el propio fulgor de su sombra. Hay quien lo apoda el fantasma de la muerte atormentada.
DE CAMPAMENTO (Relato)
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Aquella mañana los escolares, una marea azul de entre doce y trece años, se arremolinaban alrededor de sus familiares o se perseguían entre sí jugando en la plaza del ayuntamiento. Corrían, se hacían bromas. Pero todo delataba el nerviosismo de la próxima salida de autobuses hacia el campamento de verano. Las expectativas eran grandes, al ser la primera ocasión en que se separaban de sus padres. También lo eran las inquietudes y temores, y tal vez lo eran mayores. Los sentimientos de los padres oscilaban en la ambigüedad y la duda. Pasaban del recelo y la inseguridad de una especie de abandono de la prole a la alegría existente en la perspectiva de encontrarse libres de responsabilidades, al menos durante un par de semanas. En el margen de la plaza, aburridos, aguardaban los autobuses a la espera de que los responsables reunieran aquella marabunta y dieran la orden de salida. ...