PARA NADA (Poema)
PARA NADA
Tanto atesorar tus estigmas y tus fieles secretos
y ahora descubres, perpleja, que eres
una desconocida incluso para ti misma.
Te acercaste con tiento frente a las estrellas
para tomar prestado sus destellos
en el vestido y luego te miraste de cerca
en el agua, allí donde se tiende la luna,
para halagar tus sentidos y verte preciosa,
mientras se detienen las ondas de la laguna.
Buscabas los sonidos de voces de seda,
que te alabasen con su lengua acariciadora.
Y te sentiste elevada entre los dioses
del teatro de sombras y disfraces.
Y te olvidaste de que el océano sigue,
es más profundo y posee más tinieblas
que lo que espejea en su superficie,
como si estuviera a tus pies;
y que el cielo continúa más lejos
que el firmamento que luce y que ves;
y que tus palabras y tus besos,
por mucho que los endulces
y alces la voz, también se los lleva el viento.
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