EL NIÑO (Poema)
Siempre fue el niño más experto
y menos corriente del pueblo.
Corría hacia atrás como nadie
y adelante más rápido que el tiempo.
Saltaba a la rana más lejos
que cualquiera, hasta sobrepasar el mar
y llegar a tierras idílicas remotas.
Sabía cambiar el color del alba
poniéndose boca abajo,
con la cabeza entre las rodillas.
Conocía los rincones más inexplorados
y secretos, donde esconder
recuerdos y miedos.
Dibujaba paisajes en el aire
con tantos y tantos detalles
que conseguía cambiar la memoria
y corregir el pasado.
Pero nunca pudo adivinar
cómo se disparó el odio y el fracaso
contra su inocencia y su corazón de oro.
La hora le llegó de súbito con una obsesión
cuando un rostro mágico y perturbador,
con un guiño brujo y burlón de engañadora,
lo atrajo y luego, divina y desdeñosa,
le robó sus secretos y el pensamiento,
la fantasía adivina y la quimera.
Y le convirtió en una sombra
de quien era, perdiéndose entre huellas
en el delirio de crecer y vagar las horas
camino del eco y de las tinieblas,
lugar de paso donde pudiera acercarse a ella.
La obsesión cegó sus sueños.
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