SERES REDONDOS (Poema)
Eran seres redondos, sin puntas,
acostumbrados a rodar el camino
girando en las encrucijadas por las dudas,
sin poder determinar si iban al principio
o volvían del final, errando las andadas.
Despreciados por orondos, desesperados,
resignándose a no ser tenidos en cuenta
y a no ser nunca escuchados siquiera
entre el estrépito del chocar de sus zapatos.
Apenas se les oía como un crepitar de fuego
o una sutil explosión de burbujas al viento.
Les exasperaba la acometida del río,
empujados como cantos rodados frágiles,
triturados por el filo de su torrente.
Con vértigo en sus cascadas de fiebre,
se mareaban en los remolinos
y nunca sabían llegar a los remansos.
Al fin fueron a parar a una orilla del océano.
Y allí, desmenuzados, ya pudieron soñar
porque sólo eran arena suspendida
en aguas de un viaje entre uno y otro mar.
Y allí, al final, se volvieron seres del aire.
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