OSCURIDAD QUE ALUMBRA (Poema)
La noche está para que los héroes,
los soberbios y los asesinos lloren
buscando el vientre de sus madres.
Un extraño fulgor alumbra el aire
y la cara de los simples desgraciados
y oculta con su negrura a los canallas.
La oscuridad no regresa a casa, está de paso,
fuera del orden estipulado en el caos.
La noche acoge moribunda la existencia.
Pero yo vivo en la opacidad misma
y no puedo morir más veces.
Vivo en donde reside la muerte,
en un silencio que mora aquí dentro.
Quiero un rosario de auroras
y resplandores para rezar murmullos
por los cuerpos sin alma, alma rota,
y una colección de crepúsculos quiero
como rastro sangriento en mi esquela.
Reparo en lo poco que hoy resta
de una figura que sufre el mismo dolor
que me quema y recorre los mismos lugares
por los que el tiempo espera
proscrito en la cárcel del reloj.
Se enredan los sentidos de aquellos
que creen seguir estando vivos
y que respiran en su secuencia de sueños
con ojos que alguna vez no estuvieron dormidos.
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