TEMÍA ( Poema)
Temía ser el hombre más solo del
mundo.
Y solía perder el tiempo por descuido
entre los agujeros del pantalón y los
zapatos,
siempre buscando, irresoluto,
resentido
y ofuscado, otro ser igual de
solitario
en los albergues del silencio más
voraz.
Detestaba ser devorado por las fieras
de la impaciencia en los caminos
rectos
sin haber hallado respuesta del eco
en los valles despoblados y amargos.
Se tatuaba a polvo y sangre en su
piel
su historia de bandolero de sueños
por si alguien, aburrido y melancólico,
quisiera dar cuenta de su cruel vacío.
Reía y lloraba a la vez porque le
sobraban
muchas horas de estar muerto, y
callaba.
Al fin alzó su dedo y su protesta al
cielo.
Y éste le contestó con la lluvia más
ácida
y más indiferente, y con la tormenta
de palabras de culpa más atronadora y
seca.
Así supo que nació para ahogarse
con el hilo del velo de su propia voz
en el río donde acaban todos los
miserables.
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