Hombre tierra (Poesía)
HOMBRE TIERRA Probaste a ser el árbol florido, robusto y frondoso, que ni temía a los rayos por ser relámpago. Tu mayor labor era ascender el tallo, soportando heridas sobre tu corteza de moho, queriendo conquistar el aire y el cielo acaso con brotes y yemas de locos colores. Y ahora apenas quedan unas pocas flores, antes de caramelo y ya marchitas de ocaso. Y no pidas perdón por el colorido oscuro de una floresta que junto a pálidos olores arranca el viento susurros de tanto olvido. Aletargado se va agostando el tronco y hasta el recuerdo de sus viejos nidos; ya va sangrando tanta memoria entre los filos de las ramas y por la piel de madera, tan hondo. Ya vas durmiendo lentamente, suave, calladamente...