TARDE (Poema)
Aprendí tarde a jugar y las reglas del juego, cuando todos los juguetes estaban rotos. Tarde conseguí encontrar mi lugar en la calle, cuando ya nadie, ningún viajero, pasaba por allí, salvo los extraviados y el interminable ruido de los coches. Supe tarde de tus labios, de tu mirada, cuando ya habías cerrado los ojos y eras un pedazo de la noche. Tarde vaticiné los días de polvo y lluvia airada, cuando la tormenta había arrasado con todo. Conocí tarde los secretos del alma, cuando era pasto de los diarios y estaba ajada o muerta. Desvelé mi nombre tarde, cuando ya estaba en los pasquines de cada esquina. Tarde decidí ser un hombre, cuando era sólo la sombra fungible de una silueta perdida.