EL SIMPLE (Relato)
La había encontrado en su bar de siempre, en una esquina de la barra. No sé por qué esa noche la luz del local estaba muy oscura. Quizá para compartir la intimidad y la desolación que parecía minar a la muchacha, sentada y acodada con la cabeza entre los dos brazos. Miraba dios sabe dónde, pero estaba claro que muy lejos… -Una rubia preciosa y preocupada – se me ocurrió pensar. Algo me impulsó a acercarme. - ¿Puedo hacer algo por ti? - le dije aproximando mi mano a su hombro. -Sí, largarte por dónde has venido – lo dijo más con pena y compasión que con ira y desprecio. O eso quise pensar. - No te enfades, pero daría mi vida por una pequeña sonrisa tuya – me atreví a insistir, mientras le ofrecía mi vaso de gin tonic. La suerte fue que dudó en un primer momento, aceptó la pócima...